Opinión

Algo bueno estamos haciendo

Las Olimpiadas de Río 2016 le dejan una alegría muy grande a Venezuela. Nuestros atletas brillaron en este encuentro mundial, al punto de que esta ha sido la mejor participación de nuestro país en toda la historia de unos Juegos Olímpicos. Una medalla de plata, dos de bronce y doce diplomas olímpicos son, sin duda, un logro muy importante para la Patria que nos regalan estos jóvenes de la Generación de Oro.

HÉROES EN UNA SOCIEDAD QUE PROMUEVE LOS ANTIVALORES

En una sociedad como la nuestra, donde los antivalores se vuelven tendencia en twitter, recibir a estos muchachos y muchachas como héroes es fundamental para elevar los paradigmas sociales. Que las pantallas de nuestros televisores y que los principales medios de comunicación nacional se dediquen a exaltar los perfiles personales de cada uno de estos jóvenes, es un acto de Patria.

Cada uno de ellos tuvo que hacer importantes sacrificios personales para llegar tan alto en el deporte mundial. Un atleta de alta competencia no puede comportarse como un joven normal. Nada de fiestas, ni de playas, ni de quedarse los fines de semana durmiendo hasta tarde o de beber alcohol. En la mayoría de los casos, deben dejar de lado la vida familiar porque tienen que pasar meses enteros entrenando en sitios lejanos. Su formación académica, en muchas oportunidades, también se ve afectada o al menos se retrasa, por la cantidad de horas que tienen que dedicar a su preparación atlética. Sus cuerpos son llevados a condiciones extremas, por lo que su salud física y psicológica se puede ver afectada por el más mínimo detalle, así que es indispensable cuidar cada elemento, desde la alimentación, hasta sus relaciones interpersonales. En fin, en otras palabras, llegar a ese nivel es una hazaña heroica y por eso se merecen el recibimiento de héroes.

Pero no solamente ellos merecen ser tratados como héroes, sino que nuestra sociedad también necesita visibilizar este tipo de líderes, que conquistan sus logros a través del esfuerzo, la dedicación, la constancia, el trabajo arduo y el desarrollo de los talentos personales, para dejar de dar preponderancia a los que buscan los caminos verdes, los atajos, los que se aprovechan del trabajo de los demás, los que hacen trampa, los que roban a sus hermanos. Necesitamos con urgencia que en nuestro país haya miles, millones de Yulimares, de Yoeles y de Stefanias, que sientan en su corazón que, para alcanzar aquello que ambicionan, el camino es el trabajo y la perseverancia.

LA MEZQUINDAD DE LAS MENTES ENANAS

A pesar de que Venezuela toda debería estar orgullosa de sus jóvenes atletas, vemos con tristeza y vergüenza cómo algunos se empeñan en tratar de tapar el Sol con un dedo y procuran tratar de ocultar este logro para nuestro país. Y todo porque no soportan que haya sido justamente ahora, durante el Gobierno revolucionario, que nuestros deportistas hayan comenzado a superarse y a dar los frutos que todos deseábamos.

Duélale a quien le duela, y aunque busquen argumentos absurdos para tratar de minimizar el triunfo, esta es la mejor participación que Venezuela ha tenido en unos juegos olímpicos. Moléstese quien se moleste, antes de la llegada de Chávez al Gobierno, Venezuela había conquistado 8 medallas en unas Olimpiadas, y en lo que va de Revolución, ya llevamos 7, es decir, que durante este tiempo hemos logrado casi igualar todos los triunfos que nuestro país había logrado en toda la historia.

Así traten de invisibilizar este logro, algo bueno se debe haber hecho en los últimos años, que no se hacía antes, que ha permitido que nuestros atletas brillen en los podios de la alta competencia.

La mezquindad llega al punto de desmerecer los logros de algunos de estos jóvenes, simplemente porque tienen una posición política claramente identificada con la Revolución. Pero la realidad es que ese es su derecho. Vivimos en un país democrático, como lo garantiza nuestra Constitución, y cada joven tiene derecho de pensar como quiera. Y, además, ha quedado demostrado que a estos jóvenes se les ha apoyado, no porque sean Chavistas, sino porque son excelentes en sus respectivas disciplinas. Por lo tanto, es un irrespeto que se pretenda opacar sus triunfos por puro egoísmo, envidia o intereses subalternos.

En todo caso, la mayoría de los venezolanos y venezolanas de bien, independientemente de su posición política, estamos contentos con lo que ha sucedido. Son jóvenes venezolanos que han demostrado que los sueños pueden conquistarse, pero siempre y cuando uno se despierte y se ponga a trabajar con ahínco por aquello que aspira. Felicitaciones muchachos, y que Dios los bendiga a todos.

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