Opinión

¿Abandonan el diálogo?

A mediados de noviembre se hizo pública la declaración “Convivir en paz”, donde, entre otras afirmaciones y compromisos, se puede leer: “Nos comprometemos además de forma solemne a que nuestras diferencias políticas solo tengan una respuesta en el estricto marco constitucional; un camino democrático, pacífico y electoral; nos comprometemos asimismo a reforzar de manera conjunta la defensa de nuestra soberanía y rechazar cualquier injerencia externa del signo político que sea; nos comprometemos también en un esfuerzo conjunto, intenso y urgente para superar las serias dificultades que atraviesa nuestra economía, víctima de múltiples formas de agresión y que afecta especialmente a los sectores más humildes de nuestra población con quienes nos sentimos especialmente obligados; nos comprometemos de igual manera a un nuevo esfuerzo conjunto en el combate frente a la inseguridad ciudadana y la violencia criminal, las bandas paramilitarizadas y grupos violentos, así como la urgencia del desarme de la población”.

Si yo les digo que estos compromisos y otros tan importantes como los referidos, los adquirió la oposición en la última Mesa de Diálogo, y que están confirmados con las firmas de sus representantes, les será difícil creerlo porque esa misma oposición, o parte de ella, tan fragmentada como está, ha declarado que no participará en la reunión fijada por ambas partes para el próximo viernes 13.

Poco parece importarles el llamado e interés demostrado por el Papa, ni las recientes exhortaciones a continuar el diálogo de la Unión Europea, de Unasur y de los gobiernos de México y Colombia. Si como, además, pareciera no interesarles lo que opina la gran mayoría del país, que se ha mostrado de acuerdo con el diálogo, se comprende su desprecio por esas opiniones del exterior.

Pero esa es la oposición que hay. A pesar de sus divergencias internas y hasta de la propia correlación interna de fuerzas, los sectores más radicales han impuesto siempre sus políticas, y se deduce que también ahora ha obligado a los más moderados a olvidarse de sus compromisos recogidos en “Convivir en Paz”, y alinearse con quienes tienen las posiciones más duras, promotoras de la violencia.

Los venezolanos ya sabíamos que la jerarquía eclesiástica estaba al lado de la oposición, casi como un integrante de la MUD, en las cuestiones referidas al diálogo, pero nunca pensamos que se sumaría a las posiciones de los más extremistas, como lo hizo ayer en franca divergencia con la línea asumida en el Vaticano y las opiniones de la feligresía venezolana…

Trascendentes las próximas elecciones de febrero en Ecuador. Lenín Moreno representa las fuerzas de la revolución ciudadana. Estará en juego la gestión de Correa, que enfrentará todo el poder económico y mediático de ese país, asistidos por la derecha continental, conscientes de que estará en juego más allá de una confrontación de sistemas. La victoria de Moreno puede ser el punto de partida de la recuperación de las fuerzas progresistas en la región.

Entre tanto, se avecina la hora de las definiciones. Con el ascenso de Donald Trump a la presidencia de EEUU, comenzarán a despejarse las incertidumbres sobre su política exterior y, particularmente, sobre América Latina. Por lo pronto, México podría ser el país más afectado, según las primeras medidas anunciadas en uno de los momentos de mayor crisis económico-social en ese país, tales son las protestas donde intervienen centenares de miles de mexicanos, como no se habían visto antes.

Son tantos los billetes de cien que tienen en Colombia, que en los últimos días han estado en zonas occidentales muchos colombianos comprando productos agrícolas con el 50% o más del precio establecido. Por ejemplo, el melón lo están pagando a Bs 800. Y los montones de billetes no los cargan en maletines, sino en sacos.

Supongo que a estas alturas del partido, tanto en el BCV como en el Gabinete habrán evaluado los efectos negativos del desastre que ha sido la aplicación del nuevo cono monetario como consecuencia de las contradicciones y desinformación habidas. Importantes lecciones se desprenden de esa experiencia.

Las presiones internas

Cuando se creía que Julio Borges asumiría la presidencia de la Asamblea Nacional marcando alguna distancia de lo que fue la línea de conducta de su antecesor, nos sorprendió a muchos haciendo suyas las propuestas y posiciones más extremas de la oposición. Van por Maduro, y solo le faltó anunciar, como se hizo hace un año, cuándo sería la fecha de su salida.

Conscientes de que el problema principal de la AN, como es haber sido declarada en desacato por el TSJ, con los efectos conocidos, todo ello como consecuencia de la posición de quienes creyeron controlar todo el poder y recorrieron un camino equivocado, se suponía que una nueva directiva podría tratar de reflexionar y levantar puentes en busca de soluciones.

No fue así. Borges no soportó las presiones y, repito, tomó las consignas y propuestas de los más radicales, y así lo anunció en su intervención inicial en la Asamblea. Lo que hace suponer que seguirán el mismo camino impuesto por los grupos más extremos, opuestos a cualquier forma de diálogo o encuentros, en el convencimiento de que la Mesa de Diálogo es una forma de revivir a un desahuciado!

Dada la importancia de la Asamblea Nacional como escenario político, pareciera que están trazando una orientación que regirá las líneas y conductas forzadas por tales grupos y de obligado cumplimiento. Hasta que sus contradicciones, que a cada rato se asoman, y que deben acentuarse en la medida en que se acerquen a las definiciones de candidaturas, generen implosiones.

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