Opinión

Canaima y textos a fondo

El Ministerio de Educación tiene hoy dos caballitos de batalla para trabajar por un mejor aprendizaje en las escuelas: las computadoras Canaima y los textos de la Colección Bicentenario

El Ministerio de Educación tiene hoy dos caballitos de batalla para trabajar por un mejor aprendizaje en las escuelas: las computadoras Canaima y los textos de la Colección Bicentenario. Estas herramientas llegan a millones de estudiantes de nivel primario y medio e inciden directamente en su día a día en las aulas, representando un esfuerzo gigantesco de producción y distribución. De manera acertada, a partir del Segundo grado la computadora no se guarda en el plantel sino que va a la casa con el niño o la niña, y sigue interactuando allí con él o ella y con el resto de su familia. Todos pueden consultar información, ver videos, escribir… en fin, el o la discente y también las personas de su entorno acceden con Canaima a un instrumento que expande de manera impresionante las posibilidades de aprender, pensar y producir. Por su parte, con la Colección Bicentenario el estudiantado recibe cada año de forma gratuita textos correspondientes a cada una de las principales áreas del currículo. Libros a todo color con explicaciones, preguntas, sugerencias de actividades, gráficos, dibujos, fotografías y mapas, elaborados por equipos de profesores de cada especialidad. 

Estos dos caballitos de batalla hay que seguirlos cuidando y mejorando, para que sirvan cada día más a una pedagogía abierta, crítica, estimuladora de las potencialidades de investigación, creación y expresión del alumnado. El ministerio no puede dejarlos como están y pasar a otras cosas olvidándose de ellos. Los contenidos de las Canaima, por ejemplo, son abundantes y variados, yendo desde infografías, fotos y mapas a libros completos (novelas, poemarios, manuales, documentos históricos…). Sin embargo, observamos (sobre todo en Educación Media) que muchas explicaciones son demasiado escuetas, académicas y difíciles de entender. Además, faltan actividades y las existentes tienden a ser simples y de escaso poder formativo. Mientras que algunos textos de la Colección Bicentenario todavía requieren revisiones, pues presentan demasiadas erratas, problemas de sintaxis y hasta algún que otro error conceptual. Por ser primeras experiencias, ambas iniciativas demandan especial cuidado y dedicación en la corrección de fallas, de manera de irlas fortaleciendo. 

lacuevat@hotmail.com

/N.A

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