Alternativas
Hoy, en el Parque Cultural Tiuna el Fuerte, El Valle, liderados por Cecosesola, se presentan cooperativistas del centroccidente del país
Hoy, en el Parque Cultural Tiuna el Fuerte, El Valle, liderados por Cecosesola, se presentan cooperativistas del centroccidente del país. Cuando el país busca alternativas, especialmente a los problemas económicos y de seguridad, el gobierno parece haber pospuesto algunas decisiones para después de las elecciones.
Una ayuda para el gobierno y la gente son los movimientos sociales que impulsan la unidad popular desde la base repolarizando la vida social, levantando las consignas “solo el pueblo salva al pueblo”, “el pueblo puede sanar al pueblo” y “el pueblo puede producir para el pueblo”, que el movimiento cooperativista ha venido poniendo en práctica. Cecosesola ha desarrollado iniciativas exitosas en la esfera de la organización, la producción, la distribución de alimentos y la salud. Una peculiaridad es que ese movimiento se ha fortalecido sin depender del Estado o del capital privado; contando con el crecimiento de la conciencia y las iniciativas de la gente.
Una gran feria de consumo se realizará ofreciendo productos no contaminados, con precios justos, teniendo como materia prima esencial la cooperación solidaria que caracteriza a un mercado no capitalista que moviliza varias toneladas de alimentos y otros productos, manejadas por el sistema cooperativo en una operación sin fines de lucro cumpliendo un esencial servicio a la población.
El trabajo sin fines de lucro debería estar exento de pagar impuesto sobre la renta y así había sido hasta hoy, cuando alguien le recomendó al gobierno que aplique el cobro de ese impuesto, lo cual puede deteriorar la existencia de esas organizaciones populares. Un fundamento de esa recomendación es la existencia de empresas capitalistas y algunas empresas de maletín, que realizan tareas con empresas del Estado, que se han puesto una máscara de cooperativistas para encubrir negocios privados muy rentables. El gobierno lo que debe hacer es desenmascarar a esos empresarios y no castigar a todo el sistema cooperativo, que cumple tareas vitales para la sociedad y contra la guerra económica. Con dependencia de las importaciones no hay ni habrá soberanía alimentaria. Tampoco con la dependencia de las grandes empresas que destruyen la naturaleza, explotan a los trabajadores y están integradas al capital internacional. Es a ellas y a los bancos a los que hay que cobrar ese impuesto. No al pueblo productor.
Embajador
/N.A