Opinión

Fiscalía y corrupción

Lo que estamos viendo en el desarrollo estructural y funcional del Ministerio Público es realmente alentador

Lo que estamos viendo en el desarrollo estructural y funcional del Ministerio Público es realmente alentador. Es quizá la única institución que ha dado un gran salto cualitativo en el sistema de justicia en el país y es la esperanza que nos queda en la lucha contra la corrupción. Por eso el Ministerio Público viene “abriéndose pasos a los codazos” -como diría Alberto Bínder– con los jueces, con los policías y con otros organismos hasta alcanzar el lugar que le corresponde. Ya no se trata de aquel Ministerio Público con altos niveles de ineficacia y de impericia jurídica que solo servía a las instituciones inútiles. Hoy el ministerio no solo asoma su capacidad de investigación directa y su capacidad de investigación conjunta, sino que ya tiene la dirección funcional de la investigación, y eso es lo importante, sobre todo cuando estamos obligados a enfrentar el fenómeno de la corrupción, que tiene raíces profundas en la sociedad venezolana. No es cualquier cosa.

Hay gente que vive y se acostumbra a vivir de la corrupción. Se comienza por sobornar a un funcionario dándole dinero por actos aparentemente insignificantes, sin pizca de reproche. Así se fue empaquetando la “cultura” de la corrupción con un “bamboleo” del soborno hasta llegar a formas más graves. A la corrupción la han inculcado desde tiempos pasados hasta con frases justificantes: “…el funcionario público roba porque no tiene razones para no hacerlo”. Pero hoy en día la situación es grave y hay necesidad urgente de enfrentar ese flagelo del robo de los dineros públicos. El papel del Ministerio Público está claro. Hay países donde la lucha contra la corrupción es ley que le dice al Ministerio Público que velará por controlar y prevenir la corrupción y a tal efecto formará equipos de fiscales especializados, con capacidad para coordinar las acciones preventivas y judiciales, así como llevar a cabo investigaciones penales y desarrollar un programa permanente de control. En fin, el Ministerio Público es la institución más importante en la lucha contra la corrupción y en Venezuela debe asumir esa función como primordial, sin tiempo que perder. Para ello tiene un instrumento completo: la Ley contra la Corrupción; pero también una Fiscal General que se ha comprometido hacerlo: Luisa Ortega Díaz.

Abogado

/N.A

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