Venezuela avanza en un modelo político inédito en el continente. Este domingo realiza la primera Consulta Popular Nacional del año, con más de 36.000 proyectos comunitarios postulados por 5.000 Comunas y Circuitos Comunales. Este proceso, respaldado por el Consejo Federal de Gobierno (CFG) y el poder electoral venezolano, consolida la democracia radical que promueve el poder popular desde la base.
Entre el 18 y el 21 de enero, Venezuela vivió un despliegue sin precedentes de asambleas ciudadanas. Según datos del ministro comunero Ángel Prado, 36.241 iniciativas —desde infraestructura hasta programas sociales— fueron registradas en el Sistema de Integración Comunal (SINCO) para su financiamiento a través del CFG. Este mecanismo, definido por el presidente Nicolás Maduro como «el portaestandarte del poder democrático», canaliza recursos nacionales hacia las regiones bajo un esquema de transferencia de competencias.
«Perseveramos en el camino constitucional: distribuir riquezas enfrentando el neoliberalismo», declaró Maduro durante la Plenaria del CFG 2025.
Comunas vs. Sanciones
Las 46.762 comunas y consejos comunales, definidos por el propio pueblo como «la columna vertebral de la Revolución», surgieron en 2010 como herramientas contra «la ultraderecha golpista», pero hoy tienen un rol protagónico más amplío. Jorge Arreaza, vicepresidente de la comisión de Comunas del PSUV, insiste en que 2024 fue «el año del protagonismo popular», y que las consultas de 2025 son «estratégicas para definir el futuro».
La novedad radica en la escala: por primera vez, las asambleas son simultáneas en todo el territorio y permiten la participación de mayores de 15 años, con supervisión del Consejo Nacional Electoral (CNE). Carlos Quintero, rector suplente del CNE, confirmó recientemente que el organismo brindará «herramientas y manuales» para categorizar proyectos, un detalle clave para evitar duplicidades en el SINCO.
Democracia radical
El Gobierno venezolano viene presentando al mundo su modelo comunal como alternativa al «sistema político liberal de élites». En este sentido, para los comuneros la consulta popular «va a la raíz de la República» y será eje de una futura reforma constitucional. En profundidad, es un ejercicio de soberanía participativa.
Lo innegable es su alcance práctico. En 2025, el calendario electoral incluye seis consultas populares, elecciones legislativas, regionales, municipales y un referendo. «Más democracia», resume el chavismo, aunque en la agenda mediática de los medios hegemónicos organismos como la OEA sigan cuestionando la transparencia de estos procesos legítimos.
Geopolítica y cohesión interna
En un escenario internacional volátil con las agresiones constantes contra el país, las comunas venezolanas son pieza clave para la estabilidad interna. El CFG, al redistribuir ingresos nacionales, fortalece sistemas organizativos territoriales, al tiempo que propone la participación de las estructuras de autogbierno popular para superar los impactos de las Medidas Coercitivas Unilaterales impuestas por Estados Unidos.
El presidente Maduro insiste en que «la democracia comunitaria es nuestra trinchera contra el imperialismo». Mientras el Gobierno revolucionario promueve consultas, la oposición también tiene la posibilidad de participar en estos espacios de decisión.
Con las comunas como columna vertebral, Venezuela apuesta a un equilibrio entre participación popular y gobierno constitucional, en un mundo multipolar que se va erigiendo en medios de la crisis de Occidente. Este experimento va definiendo no solo el futuro de la Revolución Bolivariana, sino también ofrece un modelo para las izquierdas globales.
Fuente: TeleSUR/ YVKE