Virus coronado
Paren la histeria, hermanos periodistas. Ya
¿Es que nadie va a señalar el virus de la histeria? No soy médico pero sé hablar de temas simbólicos, que sí son lo mío. Así:
Es inevitable que eventos de consecuencias sospechosamente convenientes para ciertos intereses como el coronavirus, las Torres Gemelas y el cáncer de Chávez sugieran confabulaciones de diversos grados de descaro, que ni Aída Merlano. Muy probablemente no, pero es inevitable maliciar que el coronavirus es un engendro diabólico. Lo prosó Andrés Eloy: “Y digo que es infame y es vil y es proditorio/que en el jacal invente vidas el aldeano/y el sabio asesinatos en el laboratorio”.
Y hablando de conspiranoia, las pestes 1) procrean pánicos borrosos e intensos, lo que a su vez 2) provoca derrames ideológicos en los que 3) aparece la máquina infernal de la peste, en que 4) converge la amalgama fulminante de odio + terror. Ya hay abominación de lo chino y lo italiano, al buen tuntún de la histeria mediática y perdóname la redundancia. Hay acaparamiento, robo y masificación de mascarillas, causados por la alarma y cuya exhibición mediática a su vez refuerza el sobresalto, para echar pólvora al incendio, recursivamente, porque la pólvora atiza más fuego y así hasta el apocalipsis zombi.
A los medios y redes sociales llega el dato de una peste apocalíptica en la China, por lo que dan un aldabonazo que alborota al público, lo que dispara una recursión incontrolada como todo estallido y se instala el pánico. ¿Cuánto falta para el linchamiento de poblaciones “apestadas”? Poco. Ya empezaron por cerrar el Mobile de Barcelona, museos, ya hay fútbol sin público, suspensión de la santa misa, nada de teatros, cines, restaurantes, trenes y hay cuarentena de regiones enteras, calles desiertas a la milanesa, que recuerdan a Chernóbil.
Desmadre, histeria, pánico financiero, miserere y ay mi madre.
El pánico embrutece y rechazamos paquetes de la China, de Italia, de Irán o de cualquier región zombi. Lo dijo la televisión, ¿no viste? Me llegó por twitter, facebook, tiktok, instagram, whatsapp. Ten cuidado, no te fíes. No me toques. Noli me tangere. Te agradezco que te alejes. Gracias. Mátalo antes de que el zombi nos estornude y ganarás discusiones solo tosiendo.
Paren la histeria, hermanos periodistas. Ya.