El golpe engatillado
Aquí, en el país, muchos hemos denunciado, sistemáticamente, la conjura instrumentada por el gobierno de Trump, por los halcones y buitres que lo secundan
1-Por la vía que menos se esperaba, Venezuela obtuvo la confirmación del entramado golpista montado y dirigido por el propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Y pudiéramos agregar que la información la publica el medio de comunicación menos sospechoso de parcialidad hacia nuestro país: nada menos que The New York Times, un diario defensor del status y nada amigo de los procesos políticos de avanzada en la región latinoamericana, particularmente el que encabeza el presidente Nicolás Maduro.
2 Aquí, en el país, muchos hemos denunciado, sistemáticamente, la conjura instrumentada por el gobierno de Trump, por los halcones y buitres que lo secundan, y por los estímulos que el establecimiento militar de esa nación promueve en diversos momentos y circunstancias. Durante los años 2017-2018 la intensa reacción antivenezolana del gobierno norteamericano, de su entorno económico, del cariz ideológico de los ataques, de las amenazas constantes del Pentágono, del Comando Sur, la CIA, el FBI, estuvieron en la primera plana de las noticias. Los voceros del imperio utilizaron, incluso, un lenguaje sin medias tintas, descarnado, sin tapujos, para descalificar al proceso bolivariano y al gobierno venezolano.
3 Pero siempre la oposición venezolana desmentía la conspiración que avanzaba. Interpretaba con dulzura infinita las amenazas y les negaba importancia. Siempre en naciones del exterior hubo una excusa mediante la cual se negaba que la verdadera intención del gobernante norteamericano fuera agredir a Venezuela, conspirar contra la institucionalidad democrática del país, y, mucho menos, meter las manos en los cuarteles para promover una aventura golpista, o para organizar una invasión del territorio nacional. En síntesis –decía la oposición vasalla de los EE.UU.–, no existía por parte del presidente Trump propósito alguno de derrocar al gobierno constitucional venezolano, y que quienes denunciaban esas presuntas actividades desestabilizadoras y golpistas, lo hacían para desacreditar a los Estados Unidos, a su gobierno, a sus instituciones, y para distraer la atención de los ciudadanos de los temas fundamentales, aquellos que más afectan a la colectividad nacional, como la situación económica.
4 Ahora la develación de la conjura, al más alto nivel del gobierno de los Estados Unidos, tiene efectos letales. Porque constituye la más contundente comprobación de que efectivamente había –y hay– una sórdida conspiración, urdida por el gobierno norteamericano, contra las instituciones venezolanas. Que efectivamente existe un plan para derrocar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro, producto del voto popular, y que los golpistas no tienen escrúpulos para utilizar los medios y recursos que sean necesarios para alcanzar ese logro.
5 Personajes del entorno del presidente Trump se estuvieron reuniendo con oficiales venezolanos. ¿Con cuántos? La información del diario habla de más de 100, a los que les ofrecieron la logística necesaria, recursos financieros y apoyos de inteligencia, pero que finalmente el plan no se ejecutó porque parte de los comprometidos desertaron; porque el supuesto apoyo ofrecido por la oposición no se concretó, lo cual frustraba la posibilidad de que el golpe contara con apoyo popular. En otras palabras, que el golpe se engatillo –lo que significa en lenguaje popular que se atascó. Es decir, que a los oficiales que participaron en las reuniones con los representantes de Trump se les enfrió el guarapo y que el propio mandatario gringo se dio cuenta que los voceros de la oposición que le calentaban las orejas, no tenían nada en la bola. Ahora los preparativos se concentran en la intervención armada desde el exterior por “razones humanitarias”. En la cual muchos no creen, por ahora, debido a que Trump tiene bastantes problemas con los topos de la Casa Blanca y con el libro en circulación del periodista estrella Bob Woodward.
Laberinto
El gobierno colombiano sigue en su campaña antivenezolana con bríos renovados. Ahora con Duque en la casa de Nariño. No pasa un día sin que diga algo contra el gobierno de Maduro y sobre el tema de la migración de venezolanos. El énfasis que pone en la necesidad de crear un Fondo multinacional de ayuda, porque Colombia no puede soportar la carga económica sola, es sospechoso. Al final puede resultar algo parecido a las cuentas del gran capitán…
Pero Duque debería preocupares más por la situación interna de su país. El acuerdo de paz prácticamente fracasó. A diario son asesinados líderes sociales, aumenta la inseguridad en general en el territorio nacional y comienza a tomar cuerpo una severa crisis económica dada la situación en que dejó Juan Manuel Santos las finanzas del país…
Por cierto, el Ministerio de Educación mandó a fabricar 24 millones de cuadernos en Colombia, ignorando a INVEPAL que los fabrica, incluso de mejor calidad. Pero así somos los venezolanos: esto ocurre mientras el vecino nos bloquea la compra de medicinas…
En el Festival de cine de Toronto, Michael Moore presentó su nueva película Fahrenheit 11/9, en la cual hace una radiografía implacable del presidente Donald Trump. El film acaba de estrenarse en miles de salas el pasado 21 de este mes. Dice Moore que “Trump es nuestro Frankenstein y nosotros somos su doctor”. En efecto, la conducta exhibida por Trump es lo más próximo a la irresponsabilidad. Insulta y agrede a todo el mundo. Lo acaba de demostrar cuando su jefe de inteligencia, Jhon Bolton, amenaza con sanciones a la Corte Penal Internacional si ésta abre juicios a los efectivos militares y de inteligencia que operan en Afaganistán por incurrir en delitos de lesa humanidad. Sanciones como la prohibición a sus miembros de viajar a EE.UU., medidas sobre los bienes de los integrantes del Tribunal y otras muy similares a las que se le aplican a los miembros del gobierno venezolano y dirigentes del chavismo…
Sorpresa te da la vida: para un intelectual calificado, historiador y columnista, el venezolano es un “pueblo envilecido”. Envilecido porque no se subleva contra el presidente constitucional, porque ante la crisis económica no reacciona lanzándose a la calle para acabar con la Constitución y las instituciones de la democracia. Para este personaje seguramente que el pueblo no envilecido es el que hace causa común con el golpismo, con la ingerencia extranjera en los asuntos internos del país, con magnicidios frustrados como el del 4/A. Al personaje lo exaspera que haya millones de compatriotas que votan por el chavismo y que no se van del país. En lo que a mi respecta, no hay pueblo envilecido. Todo pueblo es respetable, tanto aquel con el que uno comparte ideas como el que discrepa de uno…
Pregunta ¿Hasta donde piensan llegar algunos cuerpos policiales? Las informaciones sobre sus actuaciones son verdaderos partes de guerra. Ejemplo: en un solo día de la pasada semana reportaron la muerte de 18 personas, 8 de ellas en Fuerte Tiuna. ¿Quién da las órdenes y qué organismos del Estado investigan?…
Los gobiernos de Temer en Brasil y de Macri en Argentina fueron la opción escogida por la derecha y la oligarquía para oponer, como modelo, a los movimientos progresistas. Sus teóricos imaginaban que el problema de gobernar naciones plagadas de conflictos se resolvía restableciendo el equilibrio de las cuentas públicas, controlando la inflación, etc. Pero por ahí andan esos modelos poniendo la torta.