Hace 64 años falleció el Genio de la Luz, Armando Reverón
Autor de más de 100 obras, Reverón dio sus primeras pinceladas desde la niñez
El 18 de septiembre de 1954, falleció Armando Reverón, considerado uno de los mejores pintores de la historia del arte de Venezuela y del siglo XX.
Autor de más de 100 obras, Reverón dio sus primeras pinceladas desde la niñez, tiempo en que se vio influenciado por su tío Ricardo Montilla, pintor de la época que le descubrió su talento y le impulsó a desarrollar su carrera.
Estudió artes plásticas y múltiples técnicas en España y Francia, países donde tuvo la oportunidad de conocer acercarse al trabajo de diferentes pintores de gran reconocimiento, entre ellos Salvador Dalí.
Reverón nació en Caracas el 10 de mayo de 1889, compartiendo sus primeras vivencias entre la capital y la ciudad Valencia.
En 1908 ingresa a la Academia de Bellas Artes, compartiendo sus estudios con figuras como Manuel Cabré, Antonio Edmundo Mosanto y César Prieto, quienes revolucionarán la pintura venezolana al desarrollar la técnica del paisajismo.
En 1911 viaja a España donde prosigue estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona y en la Academia de San Fernando en Madrid, dejando en él una huella profunda las obras de los pintores españoles Francisco Goya y de Moreno Carbonero, maestro de Salvador Dalí.
Regresa a Caracas en 1915, formando parte del Circulo de las Bellas Artes y en 1916 empieza su primera etapa paisajista, predominando en sus trabajos una tonalidad azul y empieza su labor como profesor de pintura.
Durante su permanencia en La Guaira conoce a Juanita Moreno, quien sería su modelo y compañera sentimental, y al gran pintor ruso Nicolás Ferdinandov, quien ejercería una fuerte influencia en sus creaciones pictóricas.
En 1921, se instala definitivamente en el litoral guaireño, en la zona de Macuto, empezando una época de transformación en su trabajo como pintor al aplicar en sus cuadros paisajistas el deslumbramiento producido por la luz directa del sol en el paisaje, creando nuevos valores cromáticos y visiones de una atmósfera invadida por la claridad y con predominio del color blanco, comenzando su segunda etapa denominada “Época Blanca”, ubicada entre 1924 y 1932, logrando exponer sus pinturas en el Ateneo de Caracas (1933) y en la Galería Katia Granoff en París, Francia.
Al regresar a Venezuela, se refugia en su castillete de Macuto, estado Vargas, empezando su tercera etapa denominada “Sepia”, por los tonos marrones, constituyendo paisajes de Tierra y Mar, destacándose las marinas del playón.
Durante la década de los 40, su salud mental se resiente por una crisis depresiva que lo obliga a recluirse en el Sanatorio “San Jorge”, de donde al darle de alta empieza una etapa catalogada como expresionista dominada por la utilización de creyones y tizas y la presentación de una fantasía teatral que rompe con los moldes realista de la pintura venezolana.
En 1953, recibe el Premio Nacional de Pintura y trabaja para hacer una exposición en el Museo de Bellas Artes, pero antes de finalizar la escogencia de su obra, le sobreviene la muerte.