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Uruguay podría eliminar a Rusia

No ha habido sorpresas. La bicampeona del mundo se ha clasificado como líder del Grupo A al imponerse a Rusia en un partido excesivamente cómodo y práctico para los de Tabárez. El equipo anfitrión no estuvo a la altura contra el primer rival de entidad que se cruza en el Mundial. Se esperaba más de los de Cherchesov, que habían ganado los dos anteriores choques con autoridad. Apenas aguantaron 20 minutos. Eso sí, tiempo suficiente para ver algunas genialidades de Dzyuba y Cheryshev. Uruguay se planta en la siguiente ronda sin haber encajado un tanto y habiendo marcado cinco.

El combinado celeste no ha sufrido para clasificarse para octavos ni para ganar los tres encuentros de la fase de grupos. Contra Rusia, en la primera mitad, dos ocasiones claras de gol, dos tantos. Eso sí, hay que reconocer las facilidades dadas por el conjunto de Cherchesov. Una pérdida de balón más una falta peligrosa al borde del área de Gazinskiy provocó el gol de Luis Suárez. Su lanzamiento, con la derecha, fue, eso sí, extraordinario. Igor Akinfeev poco pudo hacer, la barrera no fue su aliada. Y la segunda celebración charrúa estuvo marcada por la mala suerte de los anfitriones. Cheryshev desvió con la pierna un disparo de Laxalt, que no iba entre los tres palos, y sorprendió a su meta. Dos a cero en el minuto 23. La anfitriona se vino abajo.

Pensando en octavos

Rusia aguantó tras encajar el primer gol, mantuvo cierta rebeldía, pero después del segundo tanto se empezó a desmoronar. Arrancaron los nervios, las dudas. Las imprecisiones. El juego a impulsos. La defensa se desinfló. Kutepov estaba especialmente distraído. Sus acciones más destacadas eran pases largos a un genial Dzyuba y a un escurridizo Cheryshev, que dio trabajo a Cáceres, a veces asistido por Coates y Nández. Pero poco más. Era la primera vez en este Mundial que el anfitrión jugaba con el marcador adverso y no estaba cómodo. La expulsión de Smolnikov, por doble amarilla, no hizo más que confirmar la desesperación y el desencanto de los rusos. Con un dos a cero y un futbolista menos en el minuto 36, ya dieron el partido por perdido. El seleccionador, que ya dio descanso en el once a Golovin y puso en su lugar a un intermitente Miranchuk, confirmó que ya pensaba en octavos al apostar por Mario Fernandes y sentar a Cheryshev. Se protegía del potencial ofensivo uruguayo, no quería dramas en el marcador, y reservaba al jugador del Villarreal, uno de los futbolistas más destacados del Mundial, para la siguiente ronda.

 

En la segunda mitad, el técnico ruso continuó poniendo la mirada en el siguiente partido. Tras el descanso, sentó a Gazinskiy y confió en Kuzyaev. Uruguay, sin el lesionadoGiménez en el eje de la zaga, no bajó el pie del acelerador. No es que jugara revolucionada tampoco, no lo necesitaba, pero estaba cómoda. Y peleaba con un fútbol práctico y con paciencia, teniendo a Torreira y Bentancur como los hombres que ponían la pausa y el criterio. Cavani buscaba el gol con insistencia. Era uno de los alicientes de una floja, y aburrida, segunda mitad. El delantero incomodaba a la zaga rusa. También Luis Suárez. Tanto buscó la diana que al final la encontró. Al tercer partido, lo logró. Con la izquierda. Una espinita menos.

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