Microbios: el ingrediente secreto para que plantas de arroz crezcan
Relaciones íntimas existen por doquier en la naturaleza. Hay inofensivas, como la que establecen los peces rémoras al adherirse a tiburones para ser transportados sin peligro. Otras son parasitarias, pues el huésped le causa daños al hospedador; tal es el caso de los insectos chupadores de sangre.
El mejor vínculo es, sin dudas, aquel donde ambas partes ganan. En el reino vegetal ocurren verdaderos “matrimonios” entre microorganismos del suelo y ciertas plantas. El resultado: parejas satisfechas y felices.
Científicos de Venezuela e Italia estudiaron recientemente ese tipo de nexos en dos variedades de arroz de alto rendimiento cultivadas en el estado Portuguesa, encontrando que las plantas crecían más cuando recibían “transfusiones” microbianas de varias especies. Este enfoque colectivo es importante porque los microbios no trabajan solos: se ayudan entre sí.
“Unos microbios son capaces de solubilizar el fósforo del suelo, otros producen hormonas vegetales, algunos luchan contra patógenos, mientras que otros facilitan la entrada de sus compañeros a los tejidos internos de la planta”, informó Félix Moronta Barrios, biólogo del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) y autor principal del proyecto.
La especie Oryza sativa, progenitora de la semilla de arroz, es el alimento básico de 17 países de Asia y el Pacífico, 9 de América y 8 de África, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). Sin embargo, poco se sabe acerca del papel de la microbiota asociada al cultivo de arroz.
“Un mejor conocimiento de la microbiota vegetal permitirá aprovecharla para aplicaciones agrobiotecnológicas sustentables en la agricultura”, afirmó Moronta, investigador de posdoctorado del Centro Internacional de Ingeniería Genética y Biotecnología de Trieste, Italia.
La creación de biofertilizantes sería un buen ejemplo. Productos biológicos fabricados con la microbiota del suelo incrementarían la disponibilidad de nutrimentos, complementarían y reducirían el empleo de agroquímicos, y fomentarían una agricultura sustentable más amigable con el ambiente.