Ciencia y Tecnología

¿Chats para niños es necesario, beneficioso o peligroso?

A fines de esta década, unos 725 millones de niños de entre 8 y 12 años en todo el mundo tendrán actividad online, según un reciente informe del Instituto DQ, un think tank público-privado que trabaja junto al Foro Económico Mundial. En el mismo se asegura que actualmente el 56% de los niños que tienen actividad online están expuestos a riesgos de grooming, amenazas sexuales, bullying y otros. La pregunta que surge ante estas alertas es si es bueno o malo que los niños tengan vida y, sobre todo, exposición digital.

Hay varias posturas. En Estados Unidos, un grupo de pediatras, psicólogos y médicos afirmaron que es altamente negativo y por eso enviaron una carta a Mark Zuckerberg para que cancelase el lanzamiento de Messenger Kids. Esta es una aplicación de mensajería exclusivamente para niños, que permite hacer videochats y ofrece accesorios como stickers y máscaras para que jueguen, al mismo tiempo que todo funciona con la condición de que sea aprobado y monitoreado por los padres.

Con Messenger Kids, Facebook se convierte en la primera de las principales redes sociales en lanzar una aplicación específica para niños menores de 13 años.

“Los niños no están listos para tener cuentas en redes sociales ni para comprender la complejidad de los vínculos online”, decían en la carta. Con Messenger Kids, la empresa abre un nuevo espacio para niños supuestamente seguro. ¿Pero lo es?

Falsear las edades

Un repaso rápido a los ránkings de aplicaciones más utilizadas por niños y adolescentes muestra que Facebook no está entre las favoritas. Sí aparecen WhatsApp, Instagram, la ascendente Musical.ly (con la que se graban y comparten videos en karaoke), Live.ly (que permite emitir videos en vivo), Kik (mensajería), Snapchat (para compartir videos breves que se borran en 24 horas) y Whisper (con la que se publican confesiones junto a imágenes). De todas esas, solo WhatsApp es para todo público. Para registrarse en las demás, los menores de 13 años deben mentir sobre su edad, cosa que suele sucede con el conocimiento de los padres.

“Está asumido que los chicos empiezan a participar en redes sociales tempranamente y que esa edad de 13 años es arbitraria y no condice con el deseo de los chiquilines de jugar”, dijo el psicólogo Roberto Balaguer, referente en el área de estudios sobre el impacto de las nuevas tecnologías.

En una encuesta realizada en 2017 por Facebook y National PTA (uno de los grupos consultados por Facebook mientras construían Messenger Kids), tres de cada cinco padres estadounidenses admitieron que sus hijos menores de 13 años usaban aplicaciones de mensajería y/o redes sociales.

Matías Dodel, licenciado en sociología y coordinador del Grupo de Investigación Uruguay, Sociedad e Internet de la Universidad Católica, reflexionó: “Muchos padres no son tan conscientes de lo que pasa”.

Para usar Messenger Kids, los niños deben obtener la autorización de un padre (a través de su cuenta de Facebook) para inscribirse y agregar cada contacto nuevo. Sin embargo, la aplicación también tiene algunas de las características clásicas de Messenger. Por ejemplo, si le envía un mensaje a un contacto en Messenger Kids puede saber si la persona está conectada o cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que se conectó. También le indicará si la persona a la que envió un mensaje ya lo ha visto. Ese tipo de información puede causar ansiedad. Y el hecho de que los niños se acostumbren a comunicarse constantemente es uno de los mayores motivos de preocupación de quienes firmaron la carta.

El texto advertía: “Animar a los niños a tener a sus amistades en internet interferirá con las interacciones cara a cara y el juego, las cuales son cruciales para desarrollar habilidades de desarrollo saludables, incluida la capacidad de leer las emociones humanas, retrasar la gratificación y relacionarse con el mundo físico”.

Por su parte, Dodel señaló: “Si le creas una cuenta en algunas redes a tu hijo, puedes monitorearlo más. Por ejemplo, en Facebook puedes ver quiénes son sus amigos, las cuentas a las que accede. Tal vez sea mejor que los padres sepan a que no sepan”.

Identificar lo peligroso

Uno de los mayores referentes internacionales en el tema del uso que los niños hacen de internet es el proyecto Global Kids Online, nacido de una asociación de Unicef, la London School of Economics and Political Science y la red EU Kids Online. De acuerdo con datos manejados por Sonia Livingstone, su principal investigadora, cuatro de cada 10 niños encontraron algo peligroso en internet (mensajes de odio, mensajes sexuales, pornografía, intentos de citas offline), pero lo más significativo es que solamente un tercio de los que encontraron esas cosas se sintieron perturbados.

“Una buena analogía es esta: cuando uno tiene un hijo no lo tira a la calle y le dice ‘arréglatelas’, sino que va de a poco, le enseña pautas de cuidado, lo acompaña al principio. Cuanto más tiempo estás en la calle, más posibilidades tienes de que te pase algo, es cierto, pero también cuanto más tiempo estás encerrado menos chance tienes de que te pase algo positivo”, dijo Matías Dodel, coordinador del Grupo de Investigación Uruguay, Sociedad e Internet de la UCU

Livingstone hace una salvedad y aclara que durante los años de desarrollo de internet no hubo cambios reales en los problemas de la infancia, ni aumentaron los casos de secuestros de niños, suicidios o problemas mentales. Lo que surgió es una nueva forma de visibilidad digital para todo esto, que despierta la gran alarma.

Dodel considera que internet tiene tanto beneficios como riesgos potenciales: “Pretender tener una postura prohibitiva ante los niños y los adolescentes no es muy útil porque puede evitar algún daño, pero en mayor medida evita los beneficios que puedan obtener. No se trata de que los niños dejan de hablar cara a cara ni de interactuar, sino que socializan o viven el mundo social de forma distinta”.

Orientar o sancionar

Por su parte, Cristobal Cobo, director de la Fundación Ceibal e investigador asociado del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, coincide en que hay dos caras para este asunto. “Yo creo que hay que preocuparse y al mismo tiempo hay que ver que los niños buscan tener el mismo comportamiento que tienen los adultos”, aseguró Cobo, quien es además representante de Uruguay ante el Instituto DQ.

“Si los adultos usan de manera intensiva Facebook, los niños van a buscar eso como espacio de realización. Entonces más que hacer una evaluación categórica, hay que preguntarse porqué los niños participan ahí”, afirmó en entrevista con Cromo.

La Guía de diseño para niños, lanzada en enero por un grupo de diseñadores, investigadores y expertos en educación infantil, sugiere crear productos digitales que animen a los niños a usarlos con moderación y evitar que compartan información potencialmente dañina. Los firmantes de la carta a Facebook recomiendan que los niños que deseen hablar con familiares usen las aplicaciones de sus padres.

“La única manera de asegurar (una internet ‘limpia’) realmente es que los padres sepan cómo reaccionar y que estén alertas sobre sus responsabilidades y que los niños cuenten con los conductos para actuar”, comentó.

Hasta ahora las investigaciones de Global Kids Online y la reciente del Instituto DQ eran las principales referencias estadísticas y sistematizadas con respecto al tema. Global Kids Online ha impulsado la ejecución de estudios similares fuera de Europa y recientemente se han liberado los resultados de Argentina, Brasil y otros países. A mediados de abril se estima que entre la Universidad Católica y Unicef se presenten oficialmente los datos del relevamiento en Uruguay, con lo que se tendrá una medida más certera de qué hacen los niños durante su tiempo online, para qué lo hacen y qué experiencias viven.

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