Las bebidas carbonatadas aumentan el apetito
Un equipo de investigadores de la Universidad de Birzeit ha llevado a cabo un estudio que revela que el consumo de bebidas carbonatadas, como los refrescos con gas, induce a que tengamos más apetito, por lo que está relacionado con el aumento de peso.
Las bebidas carbonatadas son aquellas que tienen en su composición dióxido de carbono que produce gas. Tradicionalmente se las ha asociado a problemas de salud como la obesidad, ya que buena parte de este tipo de bebidas va acompañada de una elevada dosis de azúcares.
Ahora, estos científicos han demostrado que los refrescos light con gas también podrían estar relacionados con un aumento de peso. Esto es debido a que, independientemente del azúcar que contenga la bebida por sí misma, el CO2 de su composición hace que aumente nuestro apetito. consejos de este libro
Para llevar a cabo la investigación, el equipo analizó los efectos del dióxido de carbono en la producción de una hormona llamada grelina, que está vinculada con la sensación de hambre y activa el apetito. En el ensayo con ratas, se administró a los animales bebidas carbonatadas durante más de un año, evaluando las variaciones de la grelina.
Los resultados revelaron que los roedores que habían tomado refrescos habían aumentado de peso a un ritmo más rápido que las que no los habían consumido. El CO2 había acelerado la producción de grelina, provocando que los animales tuvieran más hambre que de costumbre. Además, el equipo observó un incremento de la acumulación de lípidos en el hígado en comparación con el otro grupo de ratas.
Después del experimento con animales, los científicos realizaron un ensayo similar con 20 estudiantes voluntarios, y el grupo que tomó bebidas carbonatadas aumentó sus niveles de grelina. "Estos resultados implican un papel importante para el gas de dióxido de carbono de las bebidas carbonatadas en la inducción de aumento de peso y la aparición de la obesidad", explican los investigadores en un comunicado.
No obstante, las muestras de este estudio son muy pequeñas para que los resultados sean concluyentes, y además tampoco se han tenido en cuenta otros factores que puedan influir en el aumento de la hormona, como el estilo de vida o la actividad diaria.