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La fragmentación de hábitat amenaza a los grandes mamíferos de la Gran Sabana

El impacto de la actividad del hombre y las condiciones climáticas a las que está expuesto el territorio de la Gran Sabana, hace vulnerables a las especies de grandes mamíferos que allí habitan. Así lo determinó el estudio realizado por la estudiante de doctorado del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic),  Izabela Stachowicz.

Para determinar la presencia de estos mamíferos, la aspirante al título de doctora en Ecología empleó cámaras trampa, capaces de retratar durante seis meses a todo ser viviente que pasara frente el lente. Las cámaras estuvieron dispuestas en aproximadamente 600 kilómetros cuadrados de extensión en el lindero del parque nacional Canaima.

Al menos 30 especies fueron retratadas por las cámaras. En los registros lograron observarse al cuspón (Priodontes maximus), el oso hormiguero (Myrmecophaga tridactyla), la danta (Tapirus terrestres), el jaguar (Panthera onca), el puma (Puma concolor) y el cunaguaro (Leopardus pardalis). Los mamíferos mencionados están considerados bajo diversas categorías de vulnerabilidad por la Lista Roja de las Especies de la Unión Internacional para la Conservación de las Especies (Uicn).

“Los mamíferos muestran la salud del ecosistema porque están en el nivel trófico más alto. En la Gran Sabana la presencia de este grupo es más reducida que en otras regiones del país, por lo que es importante conocer si están siendo afectados por alguna causa. Los habitantes de la zona han reportado la disminución de algunas especies”, indicó Stachowicz.

Tres factores fueron sometidos a prueba para determinar su responsabilidad en la mengua de los mamíferos grandes: la cacería de subsistencia por parte de la comunidad Pemón que allí habita; la fragmentación del hábitat; y las quemas selectivas de la sabana ejecutadas por el pueblo indígena, como parte de su sistema ancestral de cultivo.

Los primeros resultados de la investigación arrojaron que se encuentra menos riqueza de mamíferos grandes en las áreas de la sabana con mayor fragmentación de hábitat, por lo que este factor se perfila como el de mayor impacto para el grupo de animales.

La fragmentación del hábitat está definida como un proceso de modificaciones ambientales importantes que transforman una gran extensión de territorio en parches más pequeños aislados entre sí.

El origen de este fenómeno en la Gran Sabana no ha sido precisado. Algunos defienden la teoría de la incidencia de los suelos arenosos sobre el ecosistema, que impiden mantener al bosque; mientras que otros atribuyen a la actividad humana su ocurrencia. Sin embargo, los estudios realizados por Stachowicz no evidencian un efecto negativo importante de las prácticas de fuego sobre la abundancia de los mamíferos.

“En el caso de la cacería dirigida, hemos notado que ha causado la disminución significativa de algunas especies como el venado. Esta información la obtuvimos gracias a las conversaciones con la comunidad y a los registros de las cámaras”, indicó la autora del trabajo.

La segunda etapa de resultados de la investigación requiere el análisis conjunto de cada uno de los tres factores evaluados, con la intención de observar si la cacería, la quema y la fragmentación del hábitat tienen un efecto sinérgico mayor al que experimentan por separado.

Registro al instante

La cámara trampa es una herramienta útil y no invasiva, que permite monitorizar alguna situación biológica en particular a largo plazo. En seis meses de registro se tomaron 160. 156 fotografías de los especímenes que transitaban frente al lente. “Logramos recolectar bastantes datos. Incluso pudimos retratar a especies como el cuspón que es un animal visto solo por pocos miembros de la comunidad Pemón durante la caza”, aseguró la estudiante de posgrado del Ivic.

El montaje del sistema de cámaras implica visitar el lugar al menos cada dos meses, con el objetivo de reemplazar las baterías desgastadas y las memorias de los dispositivos fotográficos. El ajuste de las cámaras fue aprovechado por Stachowicz para cambiar la posición de las mismas y tomar nuevas medidas.

“Esta herramienta te permite estar en el bosque aunque físicamente no estés y lo más valioso es que obtienes los registros sin afectar a los animales, porque no hay captura ni una interrupción importante de su comportamiento”, afirmó la profesional.

Una vez procesadas las imágenes, se emplean modelos de ocupación tomando en cuenta la fecha de cada imagen, la cantidad de días que la cámara estuvo activa y el número de fotos para cada una de las especies. Con este análisis es posible obtener un estimado de la presencia de cada especie en la zona estudiada.

Parte de los primeros resultados del trabajo de investigación fueron plasmados en la exposición “La vida escondida de la Gran Sabana”, disponible al público desde el pasado 1 de diciembre de 2016 hasta el próximo 3 de mayo de 2017 en la sala 3 del Museo de Ciencias en Caracas.

La exhibición muestra algunas de las fotografías captadas por las cámaras trampa. Además, ofrece información de interés sobre las especies captadas por el lente en la oscuridad. El proyecto  y la exposición obtuvieron apoyo y financiamiento del Ivic, la Embajada de la República de Polonia en Venezuela, la Fundación Museo de Ciencias Nacionales, el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Idea Wild y diversas empresas privadas.

Tras la experiencia vivida y los datos recabados, Stachowicz se fijó un nuevo propósito. Llevar a las escuelas de la Gran Sabana la información sobre las especies de mamíferos medianos y grandes observados por el lente. “Mi intención es que los niños conozcan a la especie, porque cada vez es más difícil avistarlas en campo y es un conocimiento que se va perdiendo. También me gustaría enseñarles a manipular las cámaras trampa”, comentó.

El parque nacional Canaima está ubicado en el estado Bolívar y desde 1994 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). En él se erigen formaciones biológicas únicas en forma de mesetas, llamadas tepuy.

 

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