El Encuentro de Intelectuales
Un Encuentro de Intelectuales donde se examinó la situación actual del cuadro geopolítíco de América Latina, y donde los procesos progresistas que se venían desarrollando han sufrido significativos reveses. Como era natural, las intervenciones de la mayoría de esos intelectuales se orientaron a buscar los mecanismos que permitan su recuperación a partir de las diversas posiciones que se formularon durante el evento. Hubo dos tipos de documento: uno de carácter político central que al final de la reunión fue entregado al presidente Nicolás Maduro en la Sala José Félix Ribas, y uno sobre las tareas prácticas, que será distribuido entre instituciones que sean capaces de su ejecución.
¿Qué fue lo singular del documento político? Que el entregado formalmente al Presidente y que se difundirá universalmente no contiene ninguna referencia al gobierno del presidente Trump. ¿Cómo se explica esa diferencia? Casualmente, cuando en la tarde del martes me incorporé a esa reunión, a cuya instalación había asistido el lunes, tal era el debate habido que algunos de los intelectuales comentó que lo que ocurría parecía más bien una discusión entre estadounidenses en EEUU, donde unos están con Trump y otros en contra.
En algún momento alguien hizo una intervención con un resumen de algo expresado por el presidente Maduro donde destacaba que a Venezuela le interesaba mantener una relación con EEUU de respeto, como ha sido la política del Gobierno venezolano frente al nuevo Presidente estadounidense. El documento comienza expresando su solidaridad en Venezuela, “… en momentos en que desde la Casa Blanca asoma, con Donald Trump, el rostro más obsceno del fascismo del siglo XXI como la dictadura emergente de la clase capitalista transnacional”, y más adelante, la segunda alusión era esta: que ante la llegada de Trump a la Oficina Oval, con su gabinete de millonarios corporativos, militares imperialistas expansionistas territoriales y fanáticos deliberantes, es previsible que las guerras irregulares y asimétricas cobren nuevos bríos y se profundicen”.
La idea de que el documento con cuatro referencias expresas al Presidente de EEUU parecían en contradicción con la política exterior formalmente conservada por Venezuela.
Al final, se acordó darle un voto de confianza a la comisión redactora y prescindir de esas referidas alusiones y, así, finalmente fue aprobado. La verdad, debió crear algún tipo de desconcierto entre los invitados de otros países, que seguramente no comprendieron las verdaderas razones de esas cuatro omisiones, ni escuché a nadie que lo explicara y que seguramente nada tenía que ver con el pensamiento de la mayoría de los intelectuales reunidos en la Casa Amarilla.
Pero no sé si valoraron en algo esas mutilaciones, pues el jueves hubo una multitudinaria manifestación y afirmaciones antiimperialistas que tenían nombre y apellido, como era lógico: la política injerencista de Estados Unidos.