Efemérides
Hoy se celebra el Día Internacional del Beso ¿por qué nos besamos?
La organización no gubernamental de origen inglés Justice for Colombia reveló el martes ante el Parlamento Británico que 534 activistas políticos fueron asesinados en el país entre los años 2011 y 2015, lo que implica un promedio dos víctimas por semana durante los últimos cinco años, según publicó la ONG en su página web.
"A medida que las conversaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC —en curso desde 2012— llegan a su etapa final, el asesinato de activistas se ha incrementado en las últimas semanas", señala Justice for Colombia (Justicia para Colombia, según su significado en español).
El informe, presentado en Londres y respaldado por varios congresistas que forman parte del grupo Amigos de Colombia, precisa que los afectados incluyen "activistas comunitarios, activistas campesinos, activistas indígenas, activistas LGBT, líderes de derechos sobre la tierra, voceros de las víctimas del conflicto armado, defensores de la paz, defensores del medio ambiente y líderes sindicales".
La organización califica como "inaceptable" que los activistas sigan siendo asesinados en Colombia, particularmente por grupos paramilitares, según declaró su directora, Mariela Kohon.
"Las cifras en este informe son horrorosas, y de preocupación especial es el hecho de que más de 300 activistas hayan sido asesinados desde el principio del proceso de paz (con las FARC) en 2012. Es de inmensa importancia para el futuro de paz en Colombia que el Gobierno tome las medidas necesarias contra los paramilitares y proteja a los activistas políticos", señaló la activista.
Las denuncias de Kohon se relacionan con otras que en ese sentido hizo el 6 de abril el líder de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) Pablo Catatumbo (alias de Juan Torres Victoria), quien señaló que 346 colombianos, integrantes de organizaciones sociales y populares, fueron asesinados durante la administración de Juan Manuel Santos, contándose entre ellos 112 del movimiento político de izquierda Marcha Patriótica.
Catatumbo destacó que tales asesinatos han sido obra del paramilitarismo que aún existe en el país.
Por otra parte, el Gobierno de Colombia afirma que ese fenómeno dejó de existir luego de que sus integrantes se desmovilizaran entre 2004 y 2006, pero admite que su lugar lo tomaron los grupos disidentes que dieron origen a las denominadas bandas criminales.
Justice for Colombia es una ONG británica creada en 2002 con el objetivo de hacer campaña por la paz y la justicia social en el país suramericano, señala en su página web.
Menos universal de lo que parece
Aunque, ahora bien, el beso –humano- no es, para nada, universal, lo que no tiene sentido alguno si realmente se hubiera originado como un comportamiento en los primeros homínidos. Una investigación de 2015 llevada a cabo por un equipo de antropólogos americanos mostraba que al menos de la mitad de las 168 culturas que estudiaron les gustaba besarse. En concreto, solo el 46% practicaban el besuqueo. En Europa, por ejemplo, de las 10 culturas que analizaron, en solo siete existía el beso romántico.
Y mientras que América del Sur únicamente cuatro de las 33 contempladas (culturas, no países) se daban al intercambio de saliva, en Oriente Medio todas las sociedades analizadas disfrutaban del beso romántico. En general, concluía el estudio, aquellas sociedades que eran más complejas solían besar más, mientras que por ejemplo para las tribus cazadoras-recolectoras era algo desagradable.
Entonces, ¿por qué nos besamos? Una teoría científica que entronca de nuevo con la evolución apunta que es una forma excelente de valorar si la pareja potencial que tenemos delante es o no adecuada para tener una descendencia sana. Al besar a alguien, instintivamente nos dejamos llevar por las feromonas, marcas químicas sutiles que nos dan información acerca del sistema inmunitario de esa persona.
Además, intercambiamos saliva, repleta de bacterias y otras sustancias que nos permiten evaluar de forma rápida si esa persona es o no compatible genéticamente con nosotros.
Existe un conjunto de genes llamado complejo mayor de histocompatibilidad que se encargan de enviar esa información, como si fueran nuestro historial de salud. Cuanto más diversos sean los genes de la pareja, más probabilidades al mezclarse de conseguir un sistema inmunitario más diverso capaz de combatir mejor las enfermedades y, por tanto, de garantizar la supervivencia de la descendencia.
Un cóctel químico
En un beso de 10 segundos intercambiamos, según un estudio de 2014, nada menos que unos 80 millones de bacterias. Por cierto, como la caries están producidas por bacterias, si a quien estamos besando tiene los dientes picados, es más que probable que nos contagie su salud bucal. Como también el resfriado, el virus del herpes o la sífilis.
Desde un punto de vista neurocientífico, el beso es muy interesante. Cuando unimos nuestros labios a los del otro aumenta la presión sanguínea, se movilizan hasta 29 músculos faciales y quemamos unas cuatro calorías por minuto. Al tocarse los labios, más de 100 mil millones de células nerviosas se activan, le envían al cerbero un torrente de información que le ayuda a decidir si queremos continuar y, en ese caso, comienza a liberar endorfinas.
La boca es, de hecho, una de las zonas más erógenas del organismo; tanto la lengua como los labios están repletos de terminaciones nerviosas. Y nuestro cerebro le dedica una gran cantidad de recursos a la sensación procedente de los labios, en comparación con otras partes del cuerpo. También segrega un cóctel químico formado por dopamina, oxitocina y serotonina, que nos hacen sentir más que bien y con ganas de repetir; además, activan el centro del placer del cerebro y nos producen sensación de euforia.