2 de junio de 1972: Terrorista Posada Carriles asesina a luchadores venezolanos
Ramón Antonio Álvarez (comandante Rubén) y José Rafael Bottini Marín, de solo 23 años, son ejecutados frente a los medios por órdenes del “comisario Basilio”, el agente de la CIA a cargo de la policía venezolana DISIP
Hace 43 años, el 2 de Junio de 1972, en plena verborrea de la supuesta “pacificación” de los gobiernos de la Cuarta República, caen asesinados Ramón Antonio Álvarez (comandante Rubén) y José Rafael Bottini Marín, ambos integrantes del grupo guerrillero Punto Cero, en un supuesto enfrentamiento donde reciben más de 30 disparos de la Disip, organismo policial que comandaba en ese momento el terrorista y agente de la CIA, Luis Posada Carriles. Fue el primer acto de una operación propagandística que tuvo al día siguiente su corolario: la Masacre de la Victoria, donde fueron fusilados otros venezolanos y un ciudadano español.
El Gobierno de Rafael Caldera había dejado a Posada Carriles (conocido con el mote de comisario o inspector Basilio) como Jefe de Operaciones de la DISIP, y éste se valió de la delación de un miembro del grupo, que había sido detenido y torturado, para detener a Bottini y a Álvarez, a quienes le aplicaron narcóticos y lo trasladan hasta el sitio donde luego lo presentaron todos los medios, ávidos de noticias, como los dos jefes guerrilleros muertos en el presunto enfrentamiento.
Es impactante el relato que hace un familiar de uno de los asesinados:
“En la tarde del 2 de junio de 1972, todos los medios de comunicación se encontraban en el callejón Monteverde de la Urbanización El Paraíso, en Caracas, frente a la casa del industrial Carlos Domínguez, conocido como “El Rey de la Hojalata”, quien había sido secuestrado el día anterior por un grupo guerrillero. Por esa razón las televisoras y emisoras de radio de la capital, transmitieron en directo la muerte, a manos de agentes de la DISIP, comandados por Luis Posada Carriles, de dos guerrilleros que, de acuerdo a lo que dijo la policía en el momento, iban a cobrar el rescate de Domínguez, historia que luego, por inverosímil, fue cambiada por la de que intentaban atracar un Banco comercial situado frente a la casa de este industrial, lo cual también resulta insólito porque nadie con un poco de inteligencia atraca un banco rodeado de policías.
Los muertos resultaron ser José Rafael Bottini Marín y Ramón Antonio Álvarez, comandantes del grupo guerrillero PUNTO CERO. El crimen se ejecutó frente a todos los medios que cubrían el recién efectuado secuestro del empresario por miembros del grupo guerrillero denominado Bandera Roja. El mismo fue presentado por la policía como un enfrentamiento armado, cuando en realidad fueron acribillados, con fuego cruzado, por los miembros de la DISIP que hacían guardia frente a la casa de Domínguez, lo cual quedó evidenciado en los videos transmitidos inmediatamente por Venevisión y que sospechosamente fueron borrados por dicha emisora, porque y que necesitaban película para grabar de nuevo. Igualmente, la experticia realizada recientemente por expertos a las fotos del suceso que reposan en el expediente, se nota claramente que todos los impactos presentes en el carro fueron realizados desde afuera, no hay ninguna foto donde se muestren tiros realizados desde adentro. A esto se suma el testimonio dado por Freddy Balzán, reportero periodístico presente en el hecho, hoy en día lamentablemente fallecido, quien le hizo saber a nuestra familia que la policía sabía que Rafael Bottini y Ramón Alvarez venían en camino pues así lo habían comentado entre ellos (los policías) y que apenas el carro se estacionó empezaron a disparar desde todos los flancos.
Completada la MASACRE DE LA VICTORIA
Al día siguiente, Posada Carriles continuó su hazaña asesina, ejecutando la llamada MASACRE DE LA VICTORIA, en una acción de comando que incluía helicópteros, donde mueren otros integrantes de la dirección de Punto Cero y un ciudadano español que les acompañaba y había solicitado que le dejaran salir junto con dos mujeres y dos niños que se encontraban dentro de la vivienda. Este ciudadano fue ejecutado apenas se entregó. Los restantes siete hombres fueron fusilados también, una vez rendidos. La comunidad de la zona evita que sean ajusticiados los niños y las mujeres, quienes son llevados a los sótanos de la DISIP en Maracay.
Tanto las mujeres como los niños fueron torturados, físicamente las mujeres y sicológicamente los niños. Brenda, la mujer de Álvarez, quien tenía ocho meses de embarazo, recibió una patada en el vientre por parte de un esbirro, siguiendo las instrucciones de Posada Carriles, quien al enterarse que la mujer estaba en estado, ordenó se le golpeara para “acabar con esa semilla antes de que nazca”. Con el niño muerto en su vientre, y torturada permanentemente, permaneció doce días incomunicada hasta que gracias a la intervención de José Vicente Rangel, para entonces diputado en el Congreso, se logró su traslado, esposada, hasta la maternidad Concepción Palacios, donde una intervención quirúrgica le salvó la vida.